domingo, 26 de junio de 2011

Pues sí que son odiosas algunas comparaciones

Librería Iberoamericana de Madrid. Roción Cerón ante la mirada de Jordi Doce.

Sé que lo prudente sería estarse callado. Que en un universo tan cerrado como el de la literatura conviene no significarse en exceso. Pero, qué quieren que les diga, una de las pocas ventajas de vivir en las afueras de la periferia, lejos de todo, es que, al menos, uno puede permitirse el capricho de no morderse la lengua.
Lo digo porque no dejo de darle vueltas al desprecio (por pura ignorancia) que hasta ahora han demostrado los mandamases culturales de esta región y sus delegados hacia la poesía.

Librería Iberoamericana de Madrid. Jordi Doce presentando a Rocío Cerón.

En una entrada anterior refería la circunstancia de que los representantes del que se supone que es el centro cultural más importante de Extremadura, el edificio Embarcadero, habían desdeñado el ofrecimiento de una escritora de primera fila (la mexicana Rocío Cerón) para organizar un espectáculo en el que se combinaba la poesía y la música de una violonchelista venida de París. Incluso se les ofreció la opción de celebrar un pequeño ciclo de poesía formado por un par de lecturas de escritores hispanomericanos: la propia Rocío Cerón y el chileno Cristián Gómez Olivares. Y todo eso hubiese costado sólo un billete de autobús de ida y vuelta desde Madrid y una noche de hotel para Rocío.

Valencia. Los poetas Cristián Gómez Olivares, Rocío Cerón y Pedro Montealegre.

Se ve que en Extremadura estamos tan sobrados de actos de esta calidad que no pasa nada por prescindir de ellos y sustituirlos por un mercadillo de ropa donde el componente de un grupo local de teatro (al que, por cierto, perteneció uno de los coordinadores del Embarcadero) vende el vestuario de la compañía.
Qué lástima me dan en Madrid, Valencia y Roma, ciudades de poca monta condenadas a conformarse con autores como los citados anteriormente, con presentadores como Jordi Doce y con entidades públicas como el Instituto Latinoamericano, la Embajada de Chile y el Instituto Cervantes, que, aunque se lo propongan, jamás lograrán elaborar una programación tan exquisita como la del Embarcadero.
Siempre ha habido clases.



Invitación para la lectura de Cristián en Roma.


Cartel del referido mercadillo de moda.

3 comentarios:

  1. Pa mear y no echar gota.
    Y al tipo (o tipa) que ha diseñado el cartel que le den una Erasmus o algo y se largue una temporada por ahí.

    Abrazo.

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  2. pues sí eso de la comparación es inevitable y más siendo tan bueno.

    Un fuerte saludo!

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  3. La verdad es que lo veo todo desde la distancia y por no saber no sé ni quién es el nuevo alcalde o alcaldesa de Cáceres pero cuando leo este tipo de cosas siento una extraña mezcla de pena y asco. La gestión de Carmen Heras en el campo d ela cultura ha sido verdaderamente catastrófica y personajes como Marce Solís y compañeros mártires han campado a sus anchas con su mediocridad por despachos y canonjías... En fin, a los que sufrís estas cosas in live, un abrazo, cuidaros y no desfallecer

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